
El tener baja autoestima nos lleva a tener la percepción de que vamos a fallar, de que es imposible que lo hagamos o salga bien y por eso viviremos la vida como pesimistas, osea partiremos del fracaso. Si esperamos lo peor, los miedos y la ansiedad que genera, dominarán nuestra vida. Estar expuesto a miedos constantes y ansiedad, llevará a la autocrítica negativa y otra vez volveremos a la actitud pesimista.
Para las personas pesimistas, todo lo malo que ocurre o no sale como ellos querían, será debido a ellos. Se culparán por todo. Esto le llevará a sentirse mal incluso en aquellas situaciones donde claramente ellos no son responsable de lo ocurrido o no estaba en sus manos. El resultado suele ser en su contra. Si no existen pruebas claras, son capaces de inventarlas y hacen que los hechos queden de tal manera que les señale como culpables. Esto les reafirmará y seguirá confirmando el hábito.
El pesimismo es un perfil de personalidad muy dañino para nosotros. Es una trampa que nos hacemos a nosotros mismos para demostrarnos que no hay otra forma, que todo nos saldrá mal y de que nunca podremos cambiar.
Por todo esto no tenemos que rendirnos. Si logramos entender esto, la salida esta mas cerca de lo que creemos. La solución sería aprender a ser más optimista, a abrir el campo de mira. La buena noticia es que sí se puede cambiar, solamente hay que estar en disposición a aprender una perspectiva distinta con respecto a las causas de nuestras experiencias. Entender que nuestra forma de ser es dañina y que hay otra forma de verlo, es esencial.
Ya hemos visto que conociendo el problema y buena actitud se puede cambiar.
Ahora la pregunta es ¿ te atreves?
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